GÉNESIS (Microrrelato)
En la noche canta el ruiseñor y la
brisa esparce el aroma del romero. Ella se despertó y ha llegado aquí casi por
inercia, como si una fuerza inexplicable le arrastrase. Tras el cristal reconoce
el rostro de William, iluminado por una vela e inclinado sobre su manuscrito. Ha
estado aquí ya otras veces, en secreto, aunque Madre dice que es peligroso.
Pero es demasiado joven y no entiende.
William levanta la cabeza y fija la
mirada en el muro de cristal que los separa, como si pudiese intuirla allí, aguardando
su nombre, su llamada. Después alarga la mano y el ruiseñor, la brisa, el
romero… todas las cosas del mundo, se agitan en esa coctelera que es la vida
dentro de la botella.
El dramaturgo cierra los ojos
mientras paladea su brandy. Y ,como si
acabase de saborear un trocito de cielo, sonríe y susurra: “Julieta”.
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